Como cada dos de enero, Granada entra el recién inaugurado año celebrando uno de los acontecimientos más notables de la Historia no sólo de España sino de Europa.
La Toma de Granada es ante todo un hecho histórico crucial porque cierra el periodo Medieval y da paso al Renacimiento y abre la Era de los Descubrimientos del mismo modo que España se convierte en un estado moderno.
Durante siglos, independientemente de regímenes, se ha celebrado con alborozo esta conmemoración que nadie ha osado poner en duda, ni siquiera en los periodos republicanos como, amén de los testimonios escritos, queda reflejado el audiovisual en el que se recoge la tremolación del Pendón Real por D. Luis Fajardo durante la II República.
No es hasta el advenimiento del Estado autonómico, en el que se impone desde Sevilla la inclusión en la Comunidad de Andalucía de la Región de Granada con engaño y falsedad, que se comienza a cuestionar esta fiesta secular que durante siglos se había celebrado con gran respeto, fervor y entusiasmo.
Y es que 1492 supone el inicio de Granada como Reino Cristiano con todas estructuras administrativas, judiciales, militares y eclesiásticas vigentes hasta 1833. Este hecho para el andalucismo supone algo inaceptable porque dinamita todo su constructo intelectual.
Granada hoy ha disfrutado de su tradicional celebración de la Toma a pesar de que un grupúsculo de fanáticos haya intentado boicotear la solemnidad de este tan querido acto.
No queda por menos que agradecer por parte de la Asociación por la Región de Granada a esta ciudadanía granadina, harta de agravios desde Andalucía, su ejemplar y cívico comportamiento su defensa de la identidad que a todos nos une y de la cual la Toma es una maravillosa expresión.
¡Viva la Toma! ¡Viva Granada!